Para las hormigas rojas que cargan trocitos de hojas
23 noviembre 2023
Textos
Las redes de comunicación y transporte son parte de la sociedad. Ponen en conexión dos lugares distintos y llevan algo de un lugar a otro. En la ciudad la experiencia de transitar por el espacio público es distinta según el medio. El 27.6 por ciento de la población en el Área Metropolitana de Guadalajara emplea el coche particular. La gran mayoría se mueve caminando y través de camiones, tren ligero, macrobuses, bicicleta, entre otros. Para acceder a ellos se necesita hacer una caminata, si no que el trayecto completo es a pata. El desplazamiento es de un punto A al B, algo que defraudaría a Walter Benjamín y a su idea del flâneur. A casi dos siglos del surgimiento de este personaje que camina sin rumbo en la urbe parisina, esta figura se ve entorpecida en la ciudad contemporánea. Mucho más en la mexicana. Mucho más en la tapatía. Primera ciudad en desaparecidxs, la guerra sin fin del narco, y la misma disponibilidad de tiempo en el capitalismo tardío y la precariedad laboral que incapacitan la caminata ausente de destino.
Incluso al tomar la decisión de la lentitud como medio de transporte, la experiencia del flâneur se ve opacada por la tecnología digital. “La lentitud es una cualidad que parece extinguirse de la relación entre el sujeto y la calle” . Perderse con los carteles de los nombres de las calles caminando —o preguntarle a un extraño— queda ahora en la memoria cuando el celular muestra en unos segundos el camino más corto para llegar. La comunicación supera el transporte. Acotando más, la comunicación digital supera el transporte, pues el peatón deja de ser observador de su entorno al estar prestando atención a las instrucciones de la pantalla. Tan solo el seguir al pie de la letra las instrucciones en Google maps para llegar de la manera más rápida. Parecería que hay un orden sobre cómo experimentar el camino, y si es así, el ojo postrado en la acera ha sido olvidado.
Sin embargo, cuando hay una mirada peatonal desintoxicada de la tecnología, el lazo sujeto-objeto(calle) se revierte. Voltear arriba para ver los cables enredados, los postes de luz despintados y ramas entrecruzadas. Voltear abajo para no tropezarse con la basura, las banquetas desbordadas de los árboles y cómo en ellas se cuela un camino de hormigas rojas que cargan trocitos de hojas. El acto de prestar atención alrededor se vuelve un gesto deliberado y contracorriente. La conciencia por el entorno ha sido abandonada; y a su vez el peatón que decide volver a “lo flâneur” la recupera, de tan habitual pasó a ser normal el descuido que le hemos dado a la ciudad. Reparadora (2016) es un proyecto colaborativo de Santiago Robles que irrumpe al utilizar las fisuras de las banquetas de la Ciudad de México como moldes para esculturas, el artista ejerce su derecho ciudadano a manifestarse, transitar y existir en la calle. Se cubren los hoyos con materiales perecederos, principalmente cartón mojado para formar una pasta. Posteriormente se pinta de color naranja de manera que estas reparaciones dejan de pasar inadvertidas en el paisaje y ante la mirada urbana. Múltiples grietas salieron del anonimato gris con la metodología de reparación efímera por una ruta caminada junto con Peligro, un carro robado de un supermercado.
Fotografía del libro del registro de las acciones de Reparadora. (2016) Impresión digital sobre papel couché mate. 15 x 44 x 1.5, 84 páginas. Imagen obtenida de la página del artista.
El artista utiliza la técnica del kintsugi para evidenciar la existencia de las grietas en la ciudad. Sin embargo, no es como este arte japonés que no perece, sino que eventualmente la herida será visible, otra vez latente. Una herida que no hace costra debido a la falla del cuidado a las calles por parte del Estado, por temas de corrupción o mala gestión de recursos, o bien por darle mayor importancia a la infraestructura automovilística.
Robles invitó a múltiples personas a caminar en las calles y voltear abajo en la búsqueda de banquetas heridas e invisibles. Al recuperar la forma del trozo perdido, la comunicación con el entorno se vuelve a vincular; también se reconstruye. Al ser una acción que no persistirá, reconoce que esto no cambiará nada. En sus palabras, “Reparadora no repara nada”. Visibiliza el fracaso de la planeación urbanística y de las decisiones del Estado, al mismo tiempo que el tejido social. Más que el llamativo color naranja de las reparaciones de cartón, es más evidente y persistente la fisura del cemento. Convocar y organizarse conlleva una gran acción simbólica. Caminar en conjunto en búsqueda de suturar de manera efímero y como un gesto ciudadano que proponga una primera pisada e invitación al rellenado más duradero de cemento. El peatón recupera conciencia de su entorno, a la vez que la responsabilidad política en el espacio público.
Registro fotográfico del carrito Peligro. Imagen obtenida de la página del artista.
MONITOREO DE INDICADORES DEL DESARROLLO DE JALISCO. «MONITOREO DE INDICADORES DEL DESARROLLO DE JALISCO». Accedido 28 de septiembre de 2023. https://mide.jalisco.gob.mx/mide/panelCiudadano/inicio.
Pavon-Cuellar, Katherin. «Pasear con el paseante: Walter Benjamín, la pregunta por el flâneur y el sujeto del capitalismo». Tesis Psicológica 15, n.o 2 (2020): 1-22.
«Recordando a Reparadora | Santiago Robles». Accedido 28 de septiembre de 2023. https://www.santiagorobles.info/recordando-a-reparadora/.
«Reparadora. Libro-arte | Santiago Robles». Accedido 28 de septiembre de 2023. https://www.santiagorobles.info/reparadora-libro-de-artista/.