El textil como texto
11 enero 2023   
Textos



Actuar involucrándose presentemente es algo inherente al tejido y a la literatura. Desde la escritura cuneiforme transitando de manera viva hasta la alfabética, la composición adecuada de líneas, curvaturas y círculos son la base de la coherencia, de la misma manera en la que el entrelazamiento, atadura y sutura de hilos forman una red completa que llega a verse como una pieza entera surgida de la nada. Todo parte de un punto de inserción. Tal como es la línea vertical parpadeante añorando por el próximo carácter formado por un conjunto de pixeles hasta formar un rectángulo horizontal, y posteriormente uno vertical de más rectángulos horizontales, y luego un montón de rectángulos verticales llenos. Fractalidad.

Analizando estos dos conceptos y sus similitudes de manera metafórica, hay una semejanza claramente etimológica. Ambas palabras proceden del latín texere que significa tejer.[1] Entender estos conceptos como formas de construcción a partir de determinados elementos, volviéndose estructuras solidas, otorgan (la mente creadora) un significado al significante (el objeto creado). El tejido sucumbe al todo interconectado. Es por ello que la nada, proveniente de la palabra latina nihil, viene de la expresión ni-hilum; ni un hilo. 

Continuando con la similitud, ambos fueron necesarios para la preservación de la misma especie humana. El tejido como vestimenta para resistir ante los fríos inviernos, mientras que la escritura para mantener un registro y una memoria, que eventualmente fue la primera pisada para formar cultura. Sobre la misma materialidad, además de que el textil y el papel están compuestos de fibras, en ambos radica una dependencia a la herramienta en su producción. En sus orígenes, en los dos se utilizaron huesos para hacer agujas[2] y poder tallar en tablillas protoescritos. Una estructurada alargada que retiene materia. El potencial de invención contenida. Un proceder paciente ante el vacío. 

En palabras de Marta López Castaño, “La escritura al igual que el tejido, circunscriben el dato del contacto, la primera categoría del calor que provee una instancia de seguridad, que nombra una primera razón de confianza proporcionando abrigo”.[3] Trastocar este cobijo de campo semántico sucede en la práctica de estas. Estar presente en la construcción corresponde a estar presente frente a la alteridad. El trazo de ene posibilidades de entramamiento subyace el devenir de la validación del yo. No obstante, ese yo recaía en las mujeres para el tejido, y otras actividades, incluyendo la posibilidad de escribir para los hombres. Esto es evidente en la tradición de los nahuas del altiplano, que a los cuatro días de nacimiento de una niña, la partera o tícitl colocaba entre sus manos una escoba, un malacate para hilar, un tzotzopaztli para tejer y un petate. En cambio, si era niño, se le entregaba un arco, cuatro flechas, e instrumentos a escala utilizados por su padre en el trabajo. [4] La poca supervivencia de la escritura por mujeres y la asociación del tejido y artesanías están atravesadas por un contexto de falta de acceso a la educación y derechos sociopolíticos. Teniendo entendido ya cómo la creación es otro aspecto más en el que la mujer ha estado restringida a lo largo de la historia, poder acceder a otro modo de comprendernos y sentirnos como consecuencia de un riel lleno de roles es una lucha de conciencia que nos ha llevado a reinvidicarnos.

Dicha exigencia por justicia no es algo novedoso, claro está. Tan solo mencionar que en la misma zona en la que estoy escribiendo en estos momentos, se le recuerda a la líder sindical y pionera María Arcelia Díaz (1896-1939) por sus acciones feministas, laborales y políticas en las fábricas textiles La Experiencia, La Escoba y Río Blanco en Zapopan. Esta urgencia de reconfiguración que avocaba se lleva a cabo en la primera mitad del siglo XX cuando solamente el 0.31% de las mujeres sabían leer y escribir en este municipio y el 19% en Jalisco, según el Censo de 1900.[5] Las huelgas en estas fábricas abocaron el textil al texto a través de los vocablos gritados y exigientes por una diginidad.

El acompañamiento del textil a la mano de las mujeres precede desde el México prehispánico, plasmado en códices mexicas. El entrelazamiento sigue presente, hechos sobre tela plasmados en papel, fractalidad anudada. Hay un empalmamiento en las diosas vinculadas al hilado, al mismo tiempo que a la guerra. Entre ellas se encuentra Tlazolteotl y su representación con utensilios para el tejido y tocados de algodón, al mismo tiempo que se le dibujaba con elementos de guerra con flechas y lanzadardos.[6] Mencionar este registro histórico de la cosmología mexica es un acercamiento al pasado en el que hubo una yuxtaposición, que actualmente también está sucediendo al tomar la aguja con fuerza para perforar, atorar, anudar la lírica femenina en un manto que se nos impuso y ahora retomamos con fuerza.

La búsqueda siempre ha sido constante, pero hoy más que nunca hemos atado cabos y rabos. Subvertir por medio del quehacer artístico es resituar y rehacer la identidad a través de la memoria. El textil como texto funciona como un centón, una pieza completa formada por fragmentos ajenos entre sí. Dentro del arte contemporáneo, reclamamos la diligente urgencia para acobijar un pasado que trasponemos a partir de la experiencia propia para volverla colectiva. Hilo con hilo, palabra por palabra, nos volvemos una voz cálida, una chispa que genera una flama incesante, ahora sin patrón ni control.

Desde una producción en la que se desborda el dibujo para convertirse en material escultórico con tapetes y metal, la obra de la oaxaqueña Guadalupe Salgado[7], recae en un bagaje chusco y satírico a partir del rompimiento de la materia, enalteciéndolo como superviviente de la destrucción. Su trabajo de los últimos años destaca con la técnica tufting, siendo la inyección de hilo con una pistola a una tela para formar tapetes el cual tuvo un gran auge desde la pandemia. De manera interesante, el proceso de creación y su herramienta es agresiva para lograr tener piezas suaves, que posteriormente vuelven a interactuar con la dureza y el frío del metal. Actualmente pueden visitar su exposición De tus ruinas haremos nuevas formas en la que se muestra parte de sus series Colapsar y Señalética del derrumbe en la Galería Guadalajara 90210.

La relación entre el cuerpo, la lírica y el textil de la mexicana-estadounidense Sara Jean Ruiz[8] permite abrir una vulnerabilidad a través de su producción. La utilización de objetos no convencionales tales como pan, cabello, vestidos, mermelada y chicle, involucran la interacción de su propio cuerpo con ellos para posteriormente utilizarlos como materia prima de creación. Destacando I´m not scared of blood but I am ashamed”, en donde habla a través de un vestido intervenido con unas pieza de tela de piernas abiertas y una mano en la entrepierna, su sentir y pensar en torno a la menstruación. Se presenta una crudeza a través de sus escritos, persiguiendo la idea de remitirse a los pensamientos dentro de su cabeza, formando con cada puntada una poética profundamente íntima.



En esta línea de la otredad material, se encuentra la artista de Asunción Claudia Casarino con su proyecto Indeleble [9]. A través de la memoria de la violencia ejercida en territorio guaraní en Paraguay plasmada en su cosmología, pues el color rojizo de la tierra creían que era de la sangre indígena derramada por la lucha de conquista. A través de una serie de serigrafías y camisas de ao po’i, tejido de algodón utilizado por este pueblo, intervenidas con tierra del Alto Paraná, la artista invoca, torce y resitua la mirada violenta que forma parte de su historia. Reconocer su pasado a través de la búsqueda de revertir la tragedia desde la perspectiva de los originarios y un vestigio que permanece vivo.

Retomando el caso mencionado, mas no aislado, de las huelgas por derechos hacia la mujer, el interés en este tema por Verónica Gerber[10], artista de CDMX, no es la excepción, en su pieza Centeón pétreo, presentada en la exposición El Universo se encogió en madejas fantasmales galería La Nao en 2021, curada por Fabiola Iza. Se presenta una reescritura a partir de los hechos de la lucha sufragista en Londres, en la que mujeres lanzaron mensajes en piedras exigiendo el derecho a las mujeres al voto. La pieza consiste a través del poco registro de la lírica escritura por mujeres en la actualidad, la extracción de algunos fragmentos de estas escritoras para formar un poema colectivo, para formar un verso en cada piedra volcánica, montados en repisas que forman estrofas.


La mirada hacia el pasado para posteriormente girar el cuello para mirar a los pies del presente, son el preámbulo para volver a mover los ojos hacia el futuro por delante. Ante el naufragio de la sociedad actual, en palabras de la artista Anette Messager, “El arte debe hacer entrar el abatimiento del mundo en el museo”. El textil como palabra funciona en la contemporaneidad como un panóptico que dispone una develación de lo que hemos arrastrado por años, para revestirnos y permitirnos tomar una postura propia. La poesía y el tejido expandido como vehículos artísticos se diluyen para darle lugar en un manto para acobijarnos y abrazarnos entre líneas políticas. Formarnos en una red po-ética. 

[1] Maria Carolina Lomanto Perdomo y Myriam Salazar Henao, «EL TEJIDO COMO TEXTO: NARRATIVAS DE INTIMIDAD EN TORNO A LA POLITICA PÚBLICA DE EQUIDAD DE GÉNERO DEL HUILA – COLOMBIA», s. f.

[2] «man-pieza-mes-2002-01-aguja-hueso.pdf», accedido 10 de enero de 2023, http://www.man.es/dam/jcr:246d9b8b-236e-4a1e-8875-0ce8deaa2e47/man-pieza-mes-2002-01-aguja-hueso.pdf.

[3] Marta López Castaño, «El tejido como escritura y el orden femenino», Historia Crítica, n.o 9 (enero de 1994): 96-101, https://doi.org/10.7440/histcrit9.1994.11.

[4] «Mujeres tejedoras, diosas guerreras. Mitos de la tradición textil de comunidades zapotecas de la Sierra Sur de Oaxaca», accedido 10 de enero de 2023, https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2017000200138.

[5] María Teresa Fernández Aceves, «María Arcelia Díaz (1896-1939): feminista, trabajadora textil, líder sindical y pionera de políticas sociales y laborales en Zapopan», Encartes 4, n.o 8 (s. f.): 227-54.

[6] «Mujeres tejedoras, diosas guerreras. Mitos de la tradición textil de comunidades zapotecas de la Sierra Sur de Oaxaca».

[7] «Guadalupe Salgado (@guadalatas)», accedido 20 de septiembre de 2022, https://www.instagram.com/guadalatas.

[8] «Sara Jean Ruiz (@sarajeanruiz) », accedido 20 de septiembre de 2022, https://www.instagram.com/sarajeanruiz.

[9] «Claudia Casarino», accedido 11 de enero de 2023, https://claudiacasarino.com/instalaciones-indeleble.

[10] «centon petreo | stony cento», vgb, accedido 11 de enero de 2023, https://www.veronicagerberbicecci.net/centon-petreo-stony-cento.